9 de noviembre de 2007

Despacio, que hay prisa


Querido Luis,

Me preguntas qué está pasando en Venezuela, me dices que has leído las noticias sobre las últimas protestas y que te cuente. ¿Qué te puedo decir? El país está en la calle y, más allá de que hay dos sectores, dos movimientos claramente diferenciados, uno a favor y otro en contra del proyecto de reforma constitucional, sé poco.

La posición de los que apoyan el sí es compacta, pues se aglutina en torno al deseo y al mandato del Presidente. Del lado de quienes nos oponemos a ella existen varias posturas que van, desde el llamado a la rebelión, pasando por la abstención, la convocatoria a una asamblea nacional constituyente, el aplazamiento del referéndum -que es lo planteado por el movimiento estudiantil-, hasta el acudir a votar, que es en lo que yo me apunto. Pero tu pregunta es por los hechos de violencia.

Sobre eso no que querido opinar. No he querido escribir nada, ni en este blog ni en ninguna parte, porque me parece temerario emitir juicios sin fundamentos sólidos. Porque los argumentos, sé que lo sabes, provienen del acceso a los datos, a los hechos, a las fuentes, al conocimiento cabal de las situaciones. Y eso, como me dijo anoche una querida amiga, es lo primero que sufre en una confrontación.

Lee el blog de estos chamos de la Universidad Central, estudiantes de periodismo. http://promedio-ecs.blogspot.com/ Allí cuentan cosas: como protagonistas, como testigos de primera fila, como víctimas. Ellos dicen que han surgido como un movimiento que quiere contribuir con el freno a la polarización, que quieren ser expresión de quienes median entre los extremos sociales. Por eso provoca un inmenso dolor leer su último post, escrito después de los violentos sucesos de la tarde del miércoles, los que se produjeron luego de la marcha pacífica que realizaron al Tribunal Supremo de Justicia para solicitar que el referendo se pospusiera . Allí se preguntan, con un desencanto notorio, ¿mediar para qué? Hubo nueve heridos de bala ese día. ¿Quién tiró la primera piedra? Ahora nadie sabe o, mejor dicho, hay recriminaciones recíprocas.

Sabemos que no hay una verdad, que ella no existe sino en sus múltiples manifestaciones parciales, pero es que ni éstas, las que cada uno –hablo de los sectores en conflicto– esgrime como suyas, podemos apreciarlas con claridad. Lo que hay, como dice otro de mis afectos entrañables, son las medias-verdades, las medias-mentiras a las que nos vamos acostumbrando cada vez más. Hay desconcierto, un no saber generalizado. Hablo por mí, claro. Otros sabrán.

Cada bando (mira nada más las palabras que usamos), ofrece su versión. Interpretaciones múltiples hay sobre cualquier cosa que suceda, no importa lo grave que ésta sea, como qué causó y quiénes fueron los responsables del conflicto en la Universidad del Zulia, donde supuestamente actuaron sicarios. Allí murieron dos personas, una de ellas una jovencita de 23 años, Flavia Araujo, estudiante de Comunicación Social. ¡Pero si todavía no sabemos, a ciencia cierta, qué pasó el 11 de abril de 2002! Tampoco nada sobre el asesinato del fiscal Danilo Anderson, por hablar sólo de dos casos emblemáticos. ¿Quién sabe?, dime. La impunidad reina. ¿Quién se beneficia de ella?

Mira lo que ha pasado con el pronunciamiento del ex ministro de defensa, Raúl Baduel. Sólo asómate a la página de los lectores de cualquier periódico en línea o al supuesto blog del general retirado http://www.raulbaduel.blogspot.com/ para que te hagas una idea. Los comentarios van, desde quienes lo consideran un traidor, hasta quienes aprecian su gesto como una maniobra urdida por el Presidente, que buscaría generar otro “destape” a lo interno de la FAN. Alguien escribió ¿y si es otro anuncio caza-bobos como el tristemente célebre "la cual aceptó"? Ojo: esto nunca se aclaró tampoco.

Analistas como Heinz Dieterich, estrechamente vinculados al llamado "chavismo", opinan que las palabras del general “han abierto una fase de incertidumbre que podría tener graves consecuencias para el proyecto popular venezolano”. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=58708 No lo descalifica ni hace una apología de él, lo que observa es que su gesto busca ocupar y aglutinar el centro político, ese que aspira a una sexta república, sin cuarta y sin quinta, y que está no sólo escindido, sino huérfano de un liderazgo de peso. Con la autoridad de quien se siente “cercano al proyecto bolivariano”, llama a ambos (Chávez y Baduel) a una alianza en aras de “mantener a raya la oligarquía”.

Ese entendimiento, me parece, será cualquier cosa menos fácil. Digo, si tomamos en cuenta que justo al otro día de que Baduel hablara, el Presidente se presentó ante el país junto al comando de campaña por el Sí. En ese acto, que se realizó en un auditorio absolutamente hasta el tope de personas vestidas con franelas rojas, se coreaba: Baduel, traidor, te sale paredón.Y nadie mandó a parar la consigna, nadie dijo nada. Estamos hablando de paredón, el cual, según el DRAE, “es el sitio, generalmente delante de un muro, donde se da muerte por fusilamiento”… como si dijéramos algo trivial como tengo sueño, me voy a dormir. Las declaraciones de un par de jóvenes que se autocalifican como bolivarianos, y el silencio de quienes los aúpan, también dan grima, no sólo por lo terribles, sino por lo contradictorias. Por no decir cínicas.

Uno de ellos, coordinador del movimiento estudiantil universitario, llamó a sus seguidores a tomar la ley en sus manos y parar como sea las protestas de la oposición; y el otro, representante estudiantil ante el Consejo Universitario de la UCV, declaraba ayer que no aceptarán ser víctimas de la hegemonía dentro de la Universidad porque las minorías tenían pleno derecho a expresarse y a ser respetadas. Caray, decía uno al oírlo, si de eso -precisamente- es que estamos hablando. Claro que, frente a su reclamo, alguien pudiera decir: “lo que es igual no es trampa” y a mí me parece que no, que no es trampa, sino algo peor, porque ¿cómo vas a comportarte igual que aquellos a quienes criticas?

En fin, pana, que a causa de todo este rollo tuve un triste desencuentro con un querido amigo, un ser entrañable a quien admiro y respeto. Hasta ayer, a pesar de las diferencias, habíamos sostenido una relación respetuosa, franca y abierta. Así que opté por hacer mutis, por no seguir hoy las noticias y dedicarme a lecturas postergadas. En “La ciudad y el deseo”, de Federico Vegas, los dioses, siempre atentos, me habían dejado estas palabras:

"Una semana después entiendo que todos en aquella marcha prodigiosa estaban tan solos como yo. Era una marcha de solitarios. Como los alpinistas que suben a las montañas más altas y peligrosas. Proclaman que las conquistan, pero al final se van y las dejan solas, vacías. Cuentan que trabajan en equipo, pero cada quien en la noche tiene su propia pesadilla. La reflexión necesaria e inevitable no parece ser política, ni siquiera histórica, sino más bien arqueológica. Cada quien tiene que hurgar en sí mismo buscando fragmentos -en el insondable marasmo de su desilusión-, que le den sentido a su propia jornada, y, por lo tanto, a las jornadas que están por venir".
(Corresponde al ensayo La marcha de los solitarios y el autor se refiere a la del 11 de abril de 2002)

Esta mañana me pareció recibir otra señal, esta vez del Centro de Investigaciones de Astronomía www.cida.ve/ que nos invita a disfrutar del espectáculo estelar Las Leónidas durante la madrugada del próximo fin de semana. Esta es una tormenta meteórica, o lluvia de estrellas muy notable de aparición regular, cuya última observación fue en el año 2001. Seguramente recuerdas los sucesos que comenzaron a fraguarse ese año. Al recibir ese correo pensé que no era mala idea, además de hurgar hacia dentro, mirar un rato a lo alto. Quien quita. Quizás los dioses, esta vez, estén dispuestos a iluminarnos.

Con un abrazo,

Raisa

PD: Hoy murió el ex-presidente (1979-1984) Luis Herrera Campins. Sus co-partidarios de la democracia cristiana destacaron que lo hizo en la austeridad y la pobreza. Qué cosa. Eso resulta algo extraordinario. Que en paz descanse.

1 comentario:

Marlow Zurita dijo...

La situación del país es practicamente insustentable; de un momento a otro, algo tiene que suceder; ese algo, no necesariamente ha de ser lo más agradable.