Mostrando las entradas con la etiqueta espacio público. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta espacio público. Mostrar todas las entradas

28 de junio de 2012

Venezuela: ¿Reinventar el periodismo?


Ignacio de La Cruz.
Maestro de periodistas.
             Ya resulta un lugar común decir que la emergencia de canales bidireccionales de comunicación hace necesaria la reinvención de la comunicación social, en general,  y periodismo en  particular. La obnubilación causada por las tecnologías de información y comunicación -a las cuales ya casi nadie define como "nuevas"- ha ido cediendo paso a reflexiones más de fondo. Si algún mensaje trajo consigo un medio como Internet es la interactividad. En términos concretos, la posibilidad de un contacto más directo entre emisores y receptores, al punto de que estos últimos podrían —de existir voluntad y capacidad— abandonar su tradicional rol pasivo y convertirse en comunicadores activos. Hasta allí la novedad.
            Tomando esto en cuenta,  ¿qué significa e implica la reinvención del periodismo en la Venezuela de hoy? Desde sus orígenes, el periodismo ha sido impactado por la tecnología, pues ella modifica los procesos de recolección, tratamiento y difusión de la información; no obstante, en el ejercicio periodístico convergen tres dimensiones inseparables: la técnica, sí, para cuyo desempeño es necesario desarrollar competencias; pero también la estética, vinculada con los lenguajes y la sensibilidad; y una más, muy importante, la ética, relacionada con la política, vale decir, con el imaginario social que se construye con base en la realidad, la verdad —o las realidad y las verdades— expuestas y legitimadas por los medios de comunicación.                 
            En la Sociedad de la Información si algo va cobrando irrelevancia es la misma noción de verdad. En uno de sus últimos textos el filósofo italiano Gianni Vattimo (autor, en 1998, de La Sociedad Transparente), titulado “Adiós a la verdad” (2010), apunta que en la contemporaneidad  la idea misma de verdad está feneciendo, lo cual marca importantes consecuencias para el modo de concebir la política.
            Y es que la multiplicación de horizontes de interpretación que permiten los nuevos dispositivos tecnológicos, que potencian la emergencia de nuevos emisores, pone en tela de juicio las verdades construidas por quienes monopolizan o intentan cooptar el espacio público con sus discursos, sean estos emisores privados o gubernamentales.
            ¿Qué implica la reinvención del oficio periodístico en la Venezuela de hoy?  En primer lugar el cuestionamiento de la hegemonía y de la polarización. En un siglo marcado por la multiplicación de las visiones del mundo, por la diversidad de “verdades” a las cuales es posible acceder,  es tarea de los periodistas ejercer la escucha atenta. Para reinventarse, al menos en nuestro contexto, el periodismo requiere un profesional de la escucha, vale decir: un promotor de la pluralidad. Un reto, creemos, nada nuevo por lo demás. Difícil sí, como lo advertía en sus clases de periodismo interpretativo el maestro Ignacio de La Cruz. Insoslayable también.

31 de marzo de 2011

#GenteEnRed: una opinión desde el país invisible

A raíz de los sucesos de Medio Oriente, una pregunta circula insistentemente entre investigadores, políticos y activistas: ¿Estimulan las tecnologías de información y comunicación (TIC), la Internet y las redes sociales la participación política?

En nuestra opinión, la respuesta pasa por el rastreo de discusiones pasadas, sostenidas al calor del surgimiento y auge de Internet (la 1.0) en el seno de las llamadas comunidades virtuales que no otra cosa, aunque más complejas, son las estructuras hoy definidas como redes sociales.

Nos referimos a una abundante cantidad de estudios, documentales y empíricos, desarrollados por centros de investigación, ONG y organismos internacionales que, cobijados bajo el rótulo de ICT4D (TIC para el Desarrollo) o el de Community Informatics (Informática Comunitaria) tenían, entre otros propósitos, establecer correlaciones entre el uso de las TIC y su impacto en el desarrollo humano, social o comunitario.

Una revisión a fondo de estos informes, que abarcan más de una década, resulta una tarea difícil y abrumadora, pero buceando entre ellos se desprende que una pregunta como la formulada al principio pasa, en primer lugar, por considerar la existencia de una tríada indisoluble: acceso, participación e incidencia. Porque una cosa es el acceso a las TIC, otra su uso y, una más, su apropiación, vale decir, su utilización estratégica, como sería la creación y/o utilización de redes sociales con fines de incidencia política.

En Venezuela, aunque según las estadísticas el acceso a Internet (plataforma en la que anidan estas redes) se ha ampliado, los estudios señalan que su uso se asocia mayoritariamente con lo lúdico, con el entretenimiento. Es decir, se accede a los recursos, se participa en ciertos espacios de forma activa, pero no siempre en el sentido político del término. Puede haber más acceso, más uso, pero no, necesariamente, una mayor incidencia en el ámbito político. Viéndolo de otra forma, supone afirmar una obviedad: también puede haber participación e incidencia política, al margen del acceso a las TIC.

Existe, sin embargo, una creciente porción de ciudadanos -los llamados infociudadanos- interesados en participar en los asuntos públicos y esto se hace bastante evidente en este tipo de redes sociales. Pero una cosa es participar y otra, muy distinta, incidir. La participación que nace en esta suerte de ciberesfera pública puede generar incidencia cuando las redes presenciales y virtuales se combinan recíprocamente. Son las llamadas blended networking, o redes que combinan ambas facetas, pero que esa sinapsis se produzca depende de asuntos de fondo, del contexto y de la tecnología, no solo de esta última.

Lo que vimos en Medio Oriente, como lo describió Manuel Castells, fueron “revueltas cogeneradas sin estrategia central” que multiplicaron a lo interno las protestas y, paralelamente, le dieron alta visibilidad más allá del Norte africano. Eso tiene un indudable valor, como ya vimos, pero quizás no sea el más importante, el de más largo plazo, como el que concibe el uso de las TIC atado al concepto de participación y construcción ciudadana.

En Venezuela, lamentablemente, pocos actores políticos reconocen la centralidad de este asunto. Aunque hay señales positivas, como las iniciativas realizadas en Caracas bajo el auspicio de @chacaodigital, la gran mayoría aún no lo percibe así, a pesar de la importancia que le ha otorgado el mismo Jefe del Estado. No queremos decir que el Presidente advierta el potencial de las redes, y de canales de información como Twitter, por ejemplo, de la manera en que nosotros lo aspiraríamos, pero ha puesto el asunto sobre el tapete y ello, sin duda, es positivo.

Hoy cualquier proyecto político pasa por la búsqueda de esa articulación realidad-virtualidad. Se trata de encontrar el equilibrio entre ambas dimensiones y de saber aprovechar las ventajas que tiene cada una. Pero lograrlo no es sencillo. Se requiere un profesional formado (no sólo con experticia técnica), motivado y con capacidades para buscar información, para discriminarla, contextualizarla, otorgarle sentido, generar conocimiento y aplicarlo en áreas específicas. Cimentar ese bagaje teórico-práctico requiere tiempo y dedicación.

En Venezuela, los medios digitales, especialmente los blogs, Facebook y Twitter, se han venido convirtiendo en un espacio de difusión y deliberación de asuntos políticos y sociales, expresión de un conglomerado políticamente muy variopinto en el cual es posible advertir gradaciones, más allá del blanco y del negro (aunque los incluye) al que pretenden confinar a los ciudadanos los extremos en confrontación. De manera tibia, en algunas ocasiones circunscritas al mismo ámbito comunicacional, este conjunto ha revelado su potencial. ¿Estará preparado para dar otro paso? ¿Serán nuestros políticos capaces de advertir ese momento? Y, para finalizar, ¿No representa este grupo una apetecible porción de los codiciados NiNi?

Publicado en Código Venezuela

28 de octubre de 2009

México: de Twitter al senado

El 29 de octubre de 1969 se transmitió el primer mensaje a través de ARPANET (Advanced Research Projects Agency Network), una red de computadoras creada por el Departamento de Defensa de EEUU para interconectar diferentes organismos del país. El primer nodo se creó en la Universidad de California, en Los Angeles, y fue la espina dorsal de Internet hasta 1989, cuando se crea la World Wide Web. En cuatro décadas es notable el desarrollo de aplicaciones que nos han llevado, del simple correo electrónico, en 1971, al complejo canal de comunicación multidimensional llamado Wave, la última innovación salida de los laboratorios Google, aún en versión beta. Celebramos estos hitos con un texto que celebra la exitosa movilización mexicana por un #internetnecesario y la comparamos con la campaña #internetprioritaria, que realizamos recientemente en el país.
----------------

Un hecho ciertamente notable ocupó la atención de la comunidad internauta la semana pasada cuando se desató una álgida campaña que, convertida en revuelta ciber-ciudadana, logró, en escasos días, escalar la enorme distancia que existe entre el teclado de un mexicano de a pie y el hemiciclo del senado de la República. ¿El motivo de la protesta? La aprobación de un impuesto especial del tres por ciento a los productos y servicios de telecomunicaciones que podrían considerarse suntuarios, entre ellos Internet.

Ni bien se conoció la intención del gobierno, la comunidad electrónica mexicana reaccionó para rechazar la idea e inició una movilización a través de Twitter con la etiqueta #internetnecesario, inspirada -como declaró su impulsor, el profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México y presidente de la Sociedad de Internet de ese país, Alejandro Pisanty- en la campaña similar (#internetprioritaria) que realizamos un grupo de académicos de la Universidad de Los Andes y ciberactivistas venezolanos en marzo pasado con el fin de promover la exclusión de Internet del decreto 6649 que considera su uso como suntuario.

Por ahora, ni en el caso mexicano ni en el venezolano, es menester resaltar, se han logrado todos los objetivos planteados. A pesar de las acciones, no sólo virtuales sino muy “reales” como la entrega al ministro de Educación Superior de un documento suscrito por más de 1500 personas y cerca de un centenar de reputadas instituciones científicas, tanto venezolanas como del exterior; o la audiencia otorgada por el Senado a la comunidad twittera de México, el decreto aquí continúa vigente y el impuesto, allá, aunque al parecer logró detenerse para Internet, sigue amenazando otros servicios de telecomunicaciones.

En todo caso, lo que sí ha quedado demostrado, en ambos contextos, es que una campaña cuyo nicho inicial fue un servicio de microblogging escaló con extraordinaria rapidez hasta adquirir el carácter de noticia -nacional e internacional- en los medios tradicionales lo cual, en el caso mexicano, incluyó unos de mucho peso como el servicio informativo de la BBC y el diario El País, de España.

Y no puede ser de otra forma cuando esta cuarentona, cuyo natalicio celebramos hoy, le confiere a la gente la potencialidad de dialogar, identificar intereses, promover causas comunes y aspirar a ser escuchados. Todo ello al margen del establecimiento -y del mainstream mediático- que pareciera, al menos en nuestras latitudes, no advertir aún lo esencial de los cambios que el paradigma tecnológico ha ocasionado en el ecosistema de medios.

Necesario y Prioritaria

Vale la pena resaltar que, más allá de lo que pudiera resultar crítico o anecdótico, ambas campañas -lideradas en principio por académicos y luego asumidas por la comunidad internauta- se basaron en argumentos racionales, de peso, que demuestran lo contradictorio que resulta impulsar planes y proyectos nacionales y sectoriales de desarrollo económico y social basados en la inclusión digital, mientras se aumentan -como en México- los costos de los servicios de Internet a los consumidores, o se considera el acceso a Internet como algo suntuario, como en Venezuela. Mientras que en México el lema fue: Impulsar, no tasar. En Venezuela dijimos: Prioritario, no suntuario.

Es que para la ciudadanía, para los usuarios, se hace cada vez más evidente que el acceso a Internet constituye una necesidad básica y que es obligación del Estado facilitar e impulsar su uso y apropiación a través de, entre otras políticas, el establecimiento de conexiones de banda ancha que garanticen altos niveles de interacción de datos, voz y video.

Medidas como estas ya son un hecho en países pioneros como Suiza, que a partir del año pasado la asegura a todos sus nacionales, o Finlandia, donde a partir de julio del próximo año la legislación consagrará el derecho universal de acceso a Internet para sus casi seis millones de ciudadanos con un megabyte por segundo. Obviamente, son éstas otras latitudes.

¿Pero qué acciones se pueden esperar en nuestros predios? Aunque en Venezuela se registra un auge en el índice de penetración de banda ancha, decretos como el 6649 -que, como hemos dicho, califica el uso de Internet como suntuario- evidencian un retroceso inexplicable. Un decreto anterior, el 825, fechado en mayo del año 2000, establecía su uso como prioritario para el desarrollo. En México, como vemos, se promueve el criterio de pechar su uso con más impuestos. En esto estamos pares.

México y Venezuela: Las diferencias

Una diferencia entre ambos países, sin embargo, es la reacción del estamento político encargado de elevar una discusión de este calibre -que no es menor, pues se trata del desarrollo de la sociedad del conocimiento- a la esfera parlamentaria.

El diálogo, se sabe, es una calle de ida y vuelta y mientras que en México algunos políticos como Carlos Navarrete (presidente del Senado, coordinador de la fracción parlamentaria del Partido de la Revolución Democrática y promotor del encuentro entre ciberactivistas y diputados) han descubierto el capital de movilización escondido tras la pantalla y tomado nota de las demandas ciudadanas, aquí hemos carecido de interlocutores.

Como ha resaltado el diario El País, el minúsculo grupo que desató el fenómeno social de #InternetNecesario demostró que un movimiento social con puerto de destino claro puede convertirse en un instrumento de comunicación política y rendición de cuentas. Cuando legisladores y gobernantes, agregaríamos nosotros, prestan atenta escucha y atienden los reclamos.

En Venezuela, lamentablemente, el escenario es muy distinto. No mencionemos la polarización política ni la existencia de una Asamblea Nacional monocolor, sino el desinterés que - a pesar de la extraordinaria muestra que constituye la campaña del presidente de EEUU Barack Obama, afincada en redes sociales; de las recientes movilizaciones en Irán, y del componente etáreo de nuestra población, compuesta en su mayoría por jóvenes- muestra la mayoría de nuestros líderes políticos por la “criollosfera”, al menos en términos de interlocución ciudadana.

Sabemos que los usuarios de Internet somos una franca minoría -apenas el 27 por ciento de los venezolanos- y que la política se hace en las calles, no en el ciberespacio. Pero en la Sociedad de la Información -y no es un detalle- las vías ya no son sólo de asfalto o cemento. También las hay virtuales. No está de más, un día como hoy, cuando la red cumple 40 años, y frente a los escenarios electorales que se avecinan, dar cuenta de este hecho que significa, por supuesto, una escucha atenta y no -como ya es posible observar- el mero afán de agenciarse un nutrido grupo de “fans” o “followers”.

----------------
Publicado en Diario de Los Andes

9 de octubre de 2009

Trujillo: 500 metros en 16 semanas


"Trujillo es una ciudad pequeña, pero de casas grandes. Cuando se fundó la ciudad se hizo un pueblo firme, un pueblo para siempre (...) Nosotros, en este cajón sin tapa, vivimos una vida apacible, sosegada, que nos fuerza a ver hacia dentro..."
Mario Briceño Iragorry


Capital de un solo semáforo, en cuyas calles pueden cruzarse peatones, vehículos y mulas, Trujillo es un pequeño centro poblado de carácter rural, con cerca de cuarenta mil habitantes. Los avatares históricos de su fundación la hicieron acreedora del nombre de "Ciudad Portátil", debido a que fue mudada siete veces de lugar antes de instalarse donde hoy se alza con el nombre completo de Trujillo de Nuestra Señora de la Paz. Paradójicamente, es en su casco central donde Simón Bolívar, en junio de 1813, dicta lo que es conocido como el Decreto de Guerra a Muerte. Hoy, cuando se conmemora su 452 Aniversario, recordamos la experiencia de un grupo de nuestros estudiantes que dedicó 16 semanas ¡un semestre completo! a recorrerla y conocerla. ¡Feliz cumpleaños!

La fotografía es un collage de la propuesta "Puertas", de Ana María Vásquez.
El cuento del cuento ¿metacuento le llaman? puede leerse aquí.