Ignacio de La Cruz. Maestro de periodistas. |
Ya resulta un lugar común decir que la emergencia de canales
bidireccionales de comunicación hace necesaria la reinvención de la
comunicación social, en general, y
periodismo en particular. La obnubilación causada por las tecnologías de información y comunicación -a las cuales ya casi nadie define como "nuevas"- ha ido cediendo paso a reflexiones más de fondo. Si algún mensaje trajo consigo un medio como Internet es la interactividad. En términos concretos, la posibilidad de un contacto más directo entre emisores y receptores, al punto de que estos últimos podrían —de existir voluntad y capacidad— abandonar su tradicional rol pasivo y convertirse en comunicadores activos. Hasta allí la novedad.
Tomando esto en cuenta, ¿qué significa e implica la reinvención del periodismo en la Venezuela de hoy? Desde sus orígenes, el periodismo ha sido impactado por la tecnología, pues ella modifica los procesos de recolección, tratamiento y difusión de la información; no obstante, en el ejercicio periodístico convergen tres dimensiones inseparables: la técnica, sí, para cuyo desempeño es necesario desarrollar competencias; pero también la estética, vinculada con los lenguajes y la sensibilidad; y una más, muy importante, la ética, relacionada con la política, vale decir, con el imaginario social que se construye con base en la realidad, la verdad —o las realidad y las verdades— expuestas y legitimadas por los medios de comunicación.
En la
Sociedad de la Información si algo va cobrando irrelevancia es la misma noción
de verdad. En uno de sus últimos textos el filósofo italiano Gianni Vattimo
(autor, en 1998, de La Sociedad Transparente), titulado “Adiós a la verdad”
(2010), apunta que en la contemporaneidad
la idea misma de verdad está feneciendo, lo cual marca importantes
consecuencias para el modo de concebir la política.
Y es que la
multiplicación de horizontes de interpretación que permiten los nuevos
dispositivos tecnológicos, que potencian la emergencia de nuevos emisores, pone
en tela de juicio las verdades construidas por quienes monopolizan o intentan
cooptar el espacio público con sus discursos, sean estos emisores privados o
gubernamentales.
¿Qué implica
la reinvención del oficio periodístico en la Venezuela de hoy? En primer lugar el cuestionamiento de la
hegemonía y de la polarización. En un siglo marcado por la multiplicación de
las visiones del mundo, por la diversidad de “verdades” a las cuales es posible
acceder, es tarea de los periodistas
ejercer la escucha atenta. Para reinventarse, al menos en nuestro contexto, el
periodismo requiere un profesional de la escucha, vale decir: un promotor de la
pluralidad. Un reto, creemos, nada nuevo por lo demás. Difícil sí, como lo advertía en sus clases de periodismo interpretativo el maestro Ignacio de La Cruz. Insoslayable también.
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