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Un hecho ciertamente notable ocupó la atención de la comunidad internauta la semana pasada cuando se desató una álgida campaña que, convertida en revuelta ciber-ciudadana, logró, en escasos días, escalar la enorme distancia que existe entre el teclado de un mexicano de a pie y el hemiciclo del senado de la República. ¿El motivo de la protesta? La aprobación de un impuesto especial del tres por ciento a los productos y servicios de telecomunicaciones que podrían considerarse suntuarios, entre ellos Internet.
Ni bien se conoció la intención del gobierno, la comunidad electrónica mexicana reaccionó para rechazar la idea e inició una movilización a través de Twitter con la etiqueta #internetnecesario, inspirada -como declaró su impulsor, el profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México y presidente de la Sociedad de Internet de ese país, Alejandro Pisanty- en la campaña similar (#internetprioritaria) que realizamos un grupo de académicos de la Universidad de Los Andes y ciberactivistas venezolanos en marzo pasado con el fin de promover la exclusión de Internet del decreto 6649 que considera su uso como suntuario.
Por ahora, ni en el caso mexicano ni en el venezolano, es menester resaltar, se han logrado todos los objetivos planteados. A pesar de las acciones, no sólo virtuales sino muy “reales” como la entrega al ministro de Educación Superior de un documento suscrito por más de 1500 personas y cerca de un centenar de reputadas instituciones científicas, tanto venezolanas como del exterior; o la audiencia otorgada por el Senado a la comunidad twittera de México, el decreto aquí continúa vigente y el impuesto, allá, aunque al parecer logró detenerse para Internet, sigue amenazando otros servicios de telecomunicaciones.
En todo caso, lo que sí ha quedado demostrado, en ambos contextos, es que una campaña cuyo nicho inicial fue un servicio de microblogging escaló con extraordinaria rapidez hasta adquirir el carácter de noticia -nacional e internacional- en los medios tradicionales lo cual, en el caso mexicano, incluyó unos de mucho peso como el servicio informativo de la BBC y el diario El País, de España.
Y no puede ser de otra forma cuando esta cuarentona, cuyo natalicio celebramos hoy, le confiere a la gente la potencialidad de dialogar, identificar intereses, promover causas comunes y aspirar a ser escuchados. Todo ello al margen del establecimiento -y del mainstream mediático- que pareciera, al menos en nuestras latitudes, no advertir aún lo esencial de los cambios que el paradigma tecnológico ha ocasionado en el ecosistema de medios.
Necesario y Prioritaria
Vale la pena resaltar que, más allá de lo que pudiera resultar crítico o anecdótico, ambas campañas -lideradas en principio por académicos y luego asumidas por la comunidad internauta- se basaron en argumentos racionales, de peso, que demuestran lo contradictorio que resulta impulsar planes y proyectos nacionales y sectoriales de desarrollo económico y social basados en la inclusión digital, mientras se aumentan -como en México- los costos de los servicios de Internet a los consumidores, o se considera el acceso a Internet como algo suntuario, como en Venezuela. Mientras que en México el lema fue: Impulsar, no tasar. En Venezuela dijimos: Prioritario, no suntuario.
Es que para la ciudadanía, para los usuarios, se hace cada vez más evidente que el acceso a Internet constituye una necesidad básica y que es obligación del Estado facilitar e impulsar su uso y apropiación a través de, entre otras políticas, el establecimiento de conexiones de banda ancha que garanticen altos niveles de interacción de datos, voz y video.
Medidas como estas ya son un hecho en países pioneros como Suiza, que a partir del año pasado la asegura a todos sus nacionales, o Finlandia, donde a partir de julio del próximo año la legislación consagrará el derecho universal de acceso a Internet para sus casi seis millones de ciudadanos con un megabyte por segundo. Obviamente, son éstas otras latitudes.
¿Pero qué acciones se pueden esperar en nuestros predios? Aunque en Venezuela se registra un auge en el índice de penetración de banda ancha, decretos como el 6649 -que, como hemos dicho, califica el uso de Internet como suntuario- evidencian un retroceso inexplicable. Un decreto anterior, el 825, fechado en mayo del año 2000, establecía su uso como prioritario para el desarrollo. En México, como vemos, se promueve el criterio de pechar su uso con más impuestos. En esto estamos pares.
México y Venezuela: Las diferencias
Una diferencia entre ambos países, sin embargo, es la reacción del estamento político encargado de elevar una discusión de este calibre -que no es menor, pues se trata del desarrollo de la sociedad del conocimiento- a la esfera parlamentaria.
El diálogo, se sabe, es una calle de ida y vuelta y mientras que en México algunos políticos como Carlos Navarrete (presidente del Senado, coordinador de la fracción parlamentaria del Partido de la Revolución Democrática y promotor del encuentro entre ciberactivistas y diputados) han descubierto el capital de movilización escondido tras la pantalla y tomado nota de las demandas ciudadanas, aquí hemos carecido de interlocutores.
Como ha resaltado el diario El País, el minúsculo grupo que desató el fenómeno social de #InternetNecesario demostró que un movimiento social con puerto de destino claro puede convertirse en un instrumento de comunicación política y rendición de cuentas. Cuando legisladores y gobernantes, agregaríamos nosotros, prestan atenta escucha y atienden los reclamos.
En Venezuela, lamentablemente, el escenario es muy distinto. No mencionemos la polarización política ni la existencia de una Asamblea Nacional monocolor, sino el desinterés que - a pesar de la extraordinaria muestra que constituye la campaña del presidente de EEUU Barack Obama, afincada en redes sociales; de las recientes movilizaciones en Irán, y del componente etáreo de nuestra población, compuesta en su mayoría por jóvenes- muestra la mayoría de nuestros líderes políticos por la “criollosfera”, al menos en términos de interlocución ciudadana.
Sabemos que los usuarios de Internet somos una franca minoría -apenas el 27 por ciento de los venezolanos- y que la política se hace en las calles, no en el ciberespacio. Pero en la Sociedad de la Información -y no es un detalle- las vías ya no son sólo de asfalto o cemento. También las hay virtuales. No está de más, un día como hoy, cuando la red cumple 40 años, y frente a los escenarios electorales que se avecinan, dar cuenta de este hecho que significa, por supuesto, una escucha atenta y no -como ya es posible observar- el mero afán de agenciarse un nutrido grupo de “fans” o “followers”.
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Publicado en Diario de Los Andes
2 comentarios:
Gracias por la lectura y la mensión de nuestro post.
Nos leemos, y les saludamos desde España!
Gustavo
neocivis.es
Saludos! Agradecida por su post.
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