Los profesores Mariengracia Chirinos (Ucab) y Omar Rincón, director del Ceper |
Gracias a la invitación del profesor Marcelino Bisbal, coordinador de los Postgrados en Comunicación Social de la UCAB, estuvimos en Caracas hace unos días para participar en una discusión entre colegas venezolanos sobre la "Recomposición del Periodismo". La jornada contó con la participación del profesor e investigador de la Universidad de Los Andes en Colombia, Omar Rincón. Comparto aquí los apuntes que llevé para conversar.
En su libro fundamental, Comprender la comunicación, reeditado
por la editorial Gedisa en el año 2007, el maestro Antonio Pasquali incluyó un capítulo
final –La velocidad y el jadeo– en
el que destacaba los dos cambios tecnológicos que, en su criterio, impactan con
mayor fuerza el ejercicio del periodismo en este siglo: la velocidad en el
procesamiento de la información y la capacidad de almacenamiento.
Al preguntarse sobre los desafíos que
esta realidad imponía a los comunicadores, Pasquali lo hizo con una interrogante
aparentemente simple: ¿En qué difieren
los grandes periódicos del mundo y los demás? Para responderse de seguidas:
en sus archivos.
Hoy, gracias a las tecnologías de
información y comunicación (TIC), no solo hemos ganado acceso a una gran
cantidad de información, sino a un conjunto de herramientas que nos permiten
procesar un gran volumen de datos de forma eficiente. Con una computadora de escritorio –decía en ese
texto Pasquali– un periodista podría alcanzar la capacidad de memoria de un
gran periódico y hacer un excelente periodismo de investigación (o de datos, como le llamaríamos hoy).
Obviamente, esto supone una gran formación
general y el desarrollo de nuevas capacidades.
En este aspecto, los pensa de las
escuelas de comunicación lucen –desde hace al menos dos décadas– absolutamente desfasados.
Hoy se debe enseñar otras cosas, más cosas… ¡y de
otra manera! Ahora no solo hay que aprender a leer los textos en sus contextos y
a contar las historias con corrección y, si es posible, con belleza. A esas
capacidades, tan difíciles de desarrollar, hay que sumarles las competencias
para la comprensión, el manejo y la producción de lo digital….incluida la
programación, cuestiones que no deberían ser “materia aparte”, sino integrarse
a la carrera como eje transversal.
¿Podemos seguir pensando en escuelas divididas
en departamentos de impreso, audiovisual, etc., cuando hablamos de multimedios
y nuevos emprendimientos comunicacionales? ¡Hay que conectarlos!
Conectar
las escuelas a Internet es algo obligatorio[2], pero también lo es la integración de unas áreas/medios
que no pueden pensarse separados cuando las plataformas por las que circulan
los mensajes las están juntando. ¿Qué diferencia se consigue hoy entre los
portales de algunos periódicos y servicios de noticias
como el de la BBC? Para usar una antigüalla de término, hoy de moda: ¡Están embebidos!
Ganarse la escucha. Omar Rincón en el foro junto a Andrés Cañizález |
Cambios
en las formas de ejercer el oficio y en las maneras de informarnos
La desconexión,
sin embargo, no es sólo tecnológica sino social. Si cuando surgieron la radio y
la TV ya nos quejábamos de la obsolescencia de las noticias. ¿Qué podemos decir
hoy cuando ciudadanos –y periodistas– somos víctimas de una cada vez más grave
infoxicación? En medio del jadeo noticioso, ¿en qué temas nos detenemos, cuáles
son los asuntos que importan a la sociedad?
En
este terreno, las TIC nos abren múltiples ventanas a través de las cuales podemos
atisbar nuevos caminos que pueden llevarnos a puerto seguro, o bien causarnos extravíos y conducirnos a ningún lado… ¡Aunque a veces perderse haga falta! En
todo caso, se necesita un mapa, una
ruta. Y esa es la que nos presenta a los periodistas como puente y como canal, como
mediador-tejedor de los discursos e intereses de las audiencias que ahora también
producen información. Cada día se necesita más periodismo, mejor periodismo.
¿Qué rol estamos jugando los periodistas
en Venezuela? ¿De quién o de quiénes somos canal? ¿Tejemos los diferentes
discursos y presentamos una malla multicolor o, más bien, nos quedamos con sólo
dos ovillos, el blanco y el negro, para presentar un tapete monocromático y de
alto contraste? Se afirma que las redes sociales son una nueva fuente y a la vez nuevo medio alternativo de información,
expresión y comunicación… ¿Es eso cierto?
Acianela Montes de Oca, Moraima Guanipa y Omar Rincón |
He llegado a la conclusión de que podríamos
estar desperdiciando –y mucho– la potencialidad que nos brindan tanto medios
digitales como redes sociales para escuchar, sopesar y transmitir las múltiples voces
que anidan en la red. Obsérvese que digo
podría estarse desperdiciando, no lo afirmo porque tampoco es así. Hendijas se consiguen, pero aun hay brechas por
abrir.
En Venezuela, gracias a la polarización
política, lo que estamos viendo es la repetición del esquema bipolar
hegemonía/contra hegemonía, que tan bien se aviene al antiguo sistema de medios
masivo y masificante, pero que es tan
contrario/opuesto al espíritu de los nuevos medios que potencian, no solo la
multiplicidad de los discursos –la antihegemonía–
sino la interlocución entre los ciudadanos…
Los periodistas, que hemos estado siempre a la
intemperie, hoy, además, hemos quedado al desnudo. Las audiencias nos han
quitado la ropa y la voz. Son muchos, cada vez más, quienes dicen: Yo también
soy periodista. Aunque eso esté muy lejos de ser cierto y allí haga falta un esfuerzo de formación. ¿Qué estamos haciendo
mal? ¿En qué estamos acertando?
Debo decir que me sorprendió una
reciente iniciativa digital, supuestamente “innovadora”, que presenta las
noticias nacionales, en inglés y español, con base en un streaming de Twitter que se nutre de dos fuentes catalogadas y
presentadas en pantalla (de facto dividida) como de oposición y de gobierno. En
el portal no se explica cómo se escogieron las fuentes, pero en una lectura
diagonal destacan las del mainstream. Ojalá lo haya leído mal, o que este sea un
proyecto en fase beta (como casi todo en este ámbito). En todo caso, lo describo para mostrar un contraejemplo.
Marcelino Bisbal, Mariengracia Chirinos y Andrés Cañizalez. |
O el extraordinario trabajo del equipo de investigación del diario Últimas Noticias, que mediante los testimonios
y el material grabado por los reporteros ciudadanos puso en evidencia,
comprobó y divulgó lo que sin duda fue un homicidio cometido por funcionarios, y
obligó al gobierno a pronunciarse.
O la buena noticia del proyecto del Instituto Prensa y Sociedad, Poderopedia,
“una plataforma colaborativa que ayuda a entender las relaciones entre las
personas, empresas y organizaciones que se convierten en noticia e influyen en
nuestra vida diaria. Usando visualizaciones de datos y tecnología semántica,
muestra quién es quién en los negocios y la política”
O…claro que hay más. Menciono estas tres
para subrayar tres tendencias. El uso de medios y redes digitales para el activismo
político; el periodismo profesional en medios clásicos que se vale de los
infociudadanos; y las iniciativas profesionales de periodismo de datos.
¿Cómo
vincular/cruzar/fertilizar estas experiencias? ¿Las del periodismo de investigación, organizaciones
sociales y reporteros ciudadanos? ¿Qué
capacidades hay que desarrollar para que esto se dé con más frecuencia y mayor
calidad? Creo que una muy importante es la escucha, pero, ¿cómo se forma la voluntad/capacidad de
escucha?
¡Es que no
hay nada más aburrido que los fijos de los medios, que si no los lees en la
prensa, los oyes en la radio o los ves en la TV! Nuestro oficio tiene un enorme desafío allí,
allí donde están fallando los medios tradicionales. No podemos seguir haciendo lo mismo cuando todo ha cambiado.
En ese mismo texto del año 2007, Pasquali aseguraba
que la telefonía celular sería el primer servicio universal de la historia de
la humanidad. Profecía cumplida: La
cobertura a escala mundial llega al 95%. En Venezuela sobrepasa
el 100%. Y, como constatamos a diario, a
través del celular no solo se habla y mandan mensajes de texto, sino que se oye
música, se toman fotos, y si se tiene acceso a Internet, la gente navega, ve
videos en tiempo real, se conecta a redes sociales…
Un
estudio reciente sobre el consumo de información en EEUU arrojó estos datos:
En el 2010 el 3,6% lo hacía a través del móvil; 22% a través de la PC (Total: 25,6%) y 41% a través de la TV.
Apenas tres años después, en el 2013, 19,8% a través del móvil; 19,5% a través de la PC (Total: 39,3%)
y 38% por la TV.
La prensa escrita bajó del 7,5 al 4,5 y la radio
del 14,9 al 12,1.
Bajó el consumo de radio y de periódicos a costa del celular. Solo se
mantuvo la TV, pero también -o porque- cambió.
¿Qué pensar para ese nuevo formato en términos periodísticos? Tenemos un 100% de
penetración celular y el 70% de la población conectada es joven. La brecha digital en Venezuela es grande. Aunque el teléfono
sea de los “inteligentes”, la
penetración de la banda ancha móvil no llega al 7 %. Pero esa burbujita, para bien o para mal,
hace ruido, se divierte. ¿Cómo sacarle punta?
En redes sociales se produce una gran conversación sobre los programas de TV, por ejemplo. Desde el sofá, celular en mano, se comparten programas y series. Basta con seguir la tuiterzuela durante un Miss Venezuela, la entrega de los premios Oscar o las cadenas del presidente para comprobar ese hecho. [Nos quejamos de la hegemonía, pero el presidente se encadena y los infociudadanos también]. Pensar, innovar. Pero primero: Ver/entender qué pasa ahí.
En redes sociales se produce una gran conversación sobre los programas de TV, por ejemplo. Desde el sofá, celular en mano, se comparten programas y series. Basta con seguir la tuiterzuela durante un Miss Venezuela, la entrega de los premios Oscar o las cadenas del presidente para comprobar ese hecho. [Nos quejamos de la hegemonía, pero el presidente se encadena y los infociudadanos también]. Pensar, innovar. Pero primero: Ver/entender qué pasa ahí.
Para cerrar, pienso (al menos por ahora) que la recomposición/reinvención del oficio pasa
por un reto de formación en cinco áreas:
- 1. La lectura (desde el mi mamá me mima) que además incluya la comprensión –mejor si desde la práctica– del entorno digital. [Somos lengua].
- 2. La escucha ciudadana (diversificación de fuentes, lugarización de la información, periodismo hiperlocal).
- 3. El desarrollo de competencias para el manejo de los nuevos dispositivos y la creación de contenido para los nuevos soportes (en un contexto de censura, el humor tiene un gran rol que jugar allí…[El Chigüire Bipolar, por ejemplo, hackea la noticia. No todo da risa, pero se rie para no llorar]
- 4. El emprendimiento empresarial (porque los jóvenes se están graduando para trabajar con sueldos de miseria e incluso gratis con la única “retribución” de “aparecer” en los medios).Hay experiencias para mirar.
- 5. Las estrategias de seguridad digital (para proteger nuestra privacidad y la de nuestras fuentes y datos, porque los periodistas nunca habíamos estado más expuestos)
[2] En las cuatro universidades públicas que ofrecen la carrera en Venezuela
(UCV, LUZ, ULA y UBV) el reto de la adecuación tecnológica es enorme. Sabemos que en Venezuela la conexión a
Internet no sólo se ha estancado sino precarizado. [Y es allí donde comienza la
censura a Internet. No en los contenidos, que es la punta del iceberg, sino en
la base: en el control del acceso. Pero ese es otro tema]
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