6 de junio de 2012

Sociedad de la Información:
¿Participación sin acceso?


Justo el 17 de mayo, cuando se celebraba el Día Mundial de las Telecomunicaciones, mejor conocido como el Día de Internet, uno de los portales digitales más populares del país, La patilla, denunció haber sido bloqueado por CANTV. El miércoles pasado, durante la mañana, el dominio .ve registro una grave caída que fuentes oficiales atribuyeron a fallas en el  suministro eléctrico de los servidores de Conatel. Ambos casos, sin duda, ponen sobre el tapete los nuevos problemas que surgen en la Sociedad de la Información.  Sobre este y otros temas conversamos con la profesora Raisa Urribarrí, de la Universidad de Los Andes.


Por Layisse Cuenca
@layissecuenca
Gráficas: Edgar Alviso


¿Qué significa participar en la Sociedad de la Información?
-Participar en la Sociedad de la Información significa tener acceso a la plataforma de comunicación que se ha convertido en su columna vertebral: Internet. Como señala el profesor Antonio Pasquali, allí se da una relación pendular: no puede haber participación sin acceso. El derecho a mantener una red neutral, y la exigencia de conectividad masiva a bajo costo son asuntos cruciales que los ciudadanos deben exigir a los Estados, dice de entrada la profesora.

La investigadora y experta en esta materia afirma que en Venezuela se han ido viendo avances en ese sentido: En el año 2000 teníamos un 4% de acceso, y hoy tenemos más de un 40% según cifras oficiales de Conatel, pero —se pregunta— ¿qué pasa con el derecho del 60% restante? Además, agrega, a la brecha de acceso hay que sumarle la velocidad promedio de conexión, que es de apenas 1Mbps.  Venezuela ha venido bajando desde el 2008 sus índices de preparación para el acceso a la Sociedad de la Información. De acuerdo con  la Unión Internacional de las Telecomunicaciones, pasamos del puesto 61 al 65. Eso se refleja, entre otros aspectos, en la mala calidad de las conexiones, que se han multiplicado, pero también precarizado.

¿A qué se debe esto?
La precarización, en mi opinión, es producto de la monopolización del servicio de banda ancha, pues sólo CANTV presta ASDL. Es cierto que la operadora nacional mantiene las tarifas más bajas, pero con ellas no pueden competir las privadas y, al no darse una sana –recalco, sana– competencia, las inversiones decrecen. Investigadores serios señalan que  los aportes de sector de las telecomunicaciones al Producto Interno Bruto vienen cayendo en los últimos años. La diferencia de acceso entre el centro del país y la provincia (Miranda más de un 80% Vs. Trujillo, un 16%) también es atribuible a la lógica del mercado, pues se invierte donde es rentable. El Estado debe revertir eso. Las telecomunicaciones son un entramado complejo que necesita políticas de Estado, consensuadas con el sector privado y la sociedad civil,  que garanticen conectividad de calidad para la mayoría de la población. Mejores índices de conectividad y mejores velocidades de conexión serían  dos políticas de Estado deseables para asegurar el acceso equitativo a la red. Además de la garantía sobre su neutralidad.

Masa crítica

¿Cuánto le cuesta a un venezolano una conexión promedio?
La tarifa más baja, hablo de banda ancha, significa un egreso de aproximadamente el 15-20 % del salario mínimo. Lo lógico sería que si no lo pudieras pagar,  pudieras conectarte en bibliotecas, escuelas, liceos, universidades y sitios públicos. El Estado ha hecho esfuerzos para llevar la conectividad a las zonas populares, con el programa Infocentros, por ejemplo, pero estudios serios señalan que en ellos sólo accede el 3% de la clase E. Por eso es tan importante que haya habido una declaración de los relatores internacionales para la libertad de expresión instando a los Estados y a los gobiernos a declarar el acceso a internet como un derecho humano. En realidad el derecho humano es el de la comunicación, pero esta pasa  hoy en día por tener acceso a las plataformas de telecomunicaciones que la habilitan.

¿Qué es lo que se necesita para asegurar  la defensa de ese derecho?
Masa crítica de usuarios.  El acceso a Internet es un derecho que solo se defiende si se conoce, si se ha disfrutado. Por ello siempre he insistido en que, incluso para la comprensión de estos temas, se requiere una inmersión práctica.  Internet permite la multimedialidad, la hipertextualidad, la globalización de los mensajes y, lo que para mí es sumamente importante, la interactividad. Esas cuatro características cambian todo el ecosistema mediático. Incluso, la manera de pensar la misma sociedad porque ella se transforma gracias a esos cambios. No estamos hablando de banalidades.  Estamos en medio de un cambio de época que debe ser comprendido cabalmente si queremos incidir en su rumbo.

La invención de Internet vino a cambiar  definitivamente los modelos de comunicación. Los de antes eran medios unívocos, donde existía un emisor para varios destinatarios, prácticamente mudos, sin posibilidades de retorno. Una tecnología como esta, bidireccional, lo que hizo fue abrir los canales, abrir las puertas para que ese destinatario se convirtiera en uno con posibilidad de participación y eso cambio todo,  al menos desde el punto de vista técnico. Desde el punto de vista social, las inequidades siguen presentes, como vemos son altas las barreras (acceso, educación, etc.). El punto crucial es cómo aprovechas esas nuevas posibilidades que se te abren para superarlas. Lo contrario es cruzarte de brazos, algo muy peligroso porque los cambios son veloces y vas a quedarte atrás.

¿Cuáles serían los mayores desafíos?
Este siglo va a estar marcado por el control de las telecomunicaciones. Quien controla las comunicaciones controla la sociedad,  y quien controla la sociedad tiende a controlar las comunicaciones que, en este siglo, encarnan en las telecomunicaciones. En los años que siguen vamos a ver de una manera cada vez más marcada, esa lucha -que ya se está dando-  por  mantener la red libre o por controlarla. En Venezuela ya lo vemos con la nacionalización de la CANTV. Por ahí pasa el 92% del tráfico nacional de Internet y su control por parte del Estado es una señal importante. A ello súmale la reforma de la Ley Orgánica de Telecomunicaciones y la Ley  Resorte. La primera le devolvió al Estado el control de las telecomunicaciones, y la segunda incluyó en la normativa a los mensajes que circulan por los medios digitales.  No estoy diciendo que el control de las telecomunicaciones por parte del Estado sea necesariamente negativo, pero sí hay que reflexionar sobre el porqué y el para qué se controla al Estado.

Puente de acceso a otros derechos
Para la periodista y profesora de la ULA,  cuando se priva al ciudadano de las posibilidades de acceso se le está sustrayendo de la posibilidad del ejercicio de un derecho que garantiza el ejercicio de otros más: al trabajo, al estudio...
“Quienes defendemos el libre acceso a la red nos preocupamos  cuando surge alguna iniciativa dirigida al control de la plataforma. Internet es un canal sobre el que se alzan los otros medios. Por eso debería ser neutral. Esa es la campaña que han emprendido un conjunto de activistas a escala internacional, una que por cierto acompañan sus mismos creadores, Vint Cerf y Tim-Berners Lee”.
 Nuestra utopía por una comunicación democrática, destaca finalmente la profesora Urribarrí,  nos ubica de ese lado, del de quienes trabajan porque no haya ningún mecanismo o poder que permita privilegiar o censurar el acceso y la participación de todos los ciudadanos en esta plataforma global.

Publicada en el Diario de Los Andes. 06/06/2012

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