Según el Diccionario de la Real Academia Española, del latín hospitalitas, la hospitalidad es la “virtud que se ejercita con peregrinos, menesterosos y desvalidos, recogiéndolos y prestándoles la debida asistencia en sus necesidades”. A su vez del griego filoxenia (derivado de “filos”, que es amigo, y “xenos”, que es extranjero), ser hospitalario es ser amigo de los extranjeros; todo lo contrario de ser xenófobo, que es sentir rechazo hacia éstos.
Diversos autores y disciplinas han abordado el tema de la hospitalidad. Entre ellos los filósofos adscritos a la corriente hermenéutica, como el alemán H-G. Gadamer quien, según estudiosos de su obra como Aníbal Rodríguez Silva, fue el fundador de la hermenéutica hospitalaria, aquella que parte del principio de que “es el otro quien tiene la razón”.
¿En qué consistiría, entonces, un periodismo de corte hospitalario? En la tesis desarrollada por el investigador Lokman Tsui (doctorado en Comunicación por la Universidad de Pennsylvania el año pasado) y justamente titulada Un periodismo hospitalario, se analizan los cambios institucionales del periodismo en un mundo globalizado y se responde a esta pregunta a través de un estudio comparativo entre algunos medios que han migrado al entorno digital (en proceso de adaptación, les llama) y otros emergentes calificados de "transformativos", como Indymedia y Global Voices, iniciativas que buscan ampliar la conversación global y arrojar luz sobre hechos desde perspectivas que otros medios tienden a ignorar.
En la tesis de Tsui se parte del principio de que la hospitalidad consiste, de acuerdo con Roger Silverstone, quien la incorporó a los estudios de la comunicación, en "la obligación ética de escuchar." Según el académico inglés, los medios de comunicación son instituciones de representación, y como tal, tienen la obligación de ser hospitalarios.
Estamos en medio de una época que se caracteriza, entre otras cosas, por el surgimiento de una enorme cantidad de nuevas voces públicas gracias a las facilidades que provee la Internet. En estos tiempos, afirma Tsui, entender al periodismo a través de la lente de la hospitalidad presenta no sólo una oportunidad, sino un desafío radical, pues en un mundo donde todos pueden hablar ¿quién escucha? Se recomienda, como colofón de esta disertación, que el periodismo se convierta en una institución donde la escucha, la conversación y la hospitalidad constituyan los valores centrales.
En esta dirección, los periodistas no sólo tienen el derecho de escribir (o emitir), sino -principalmente- el deber de escuchar. En medio del ruido, la función de los medios no radica sólo en la representación, sino en ejercer un cierto grado de moderación y guía. Ello pasa, claro está, porque los periodistas entendamos nuestra profesión como los hermeneutas, vale decir, que partamos del convencimiento -nada sencillo- de que no estamos en posesión de la última palabra. No sólo en una sociedad globalizada, sino como la nuestra, también polarizada, es un desafío de los mayores.
Publicado en Código Venezuela y Diario de Los Andes
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