19 de diciembre de 2007

¡Taima!


Querido Luis:

Las fiestas obligan. Querámoslo o no, Pacheco, en Caracas; los “hielitos”, en Maracaibo; o la suave neblina que baja por estas laderas andinas, contribuyen a atemperar un poco las pasiones políticas desatadas en el país. Lo notas en todo. En las calles, que se vuelven un rebulicio; en los olores, que te hacen agua la boca (anoche la vecina del O-B hizo hallacas); en las caras de angustia de los padres, que no terminan de completar la abultada lista del Niño Jesús...

Pero especialmente lo percibes en los medios que, poco a poco, van bajando los decibeles informativos. A los articulistas, cómo no, también se los va ganando el espíritu decembrino y comienzan a regalarnos otro tipo de reflexiones. Los más feroces, sin embargo, no dejan de caldear el ponche e invitan con voz gravis a no bajar la guardia, a mantener un ojo abierto, por si acaso alguna locura se gestara en medio de las gaitas y los cohetones… ¡Quien quita!

A pesar de, no seré yo quien le saque el cuerpo a la parranda. Qué va. Creo que en medio de todo este barullo en el que hemos estado metidos, nos debemos un alto para celebrar. Así que ¡taima! ¡A patinar lo que queda del año! Y el próximo a dedicarnos a nuestros asuntos cotidianos, que bastante tiempo les hemos robado estos últimos meses.

Le pido al Niño Jesús, eso sí, que el 24 a medianoche nos deje a cada venezolano al pie del árbol un par de audífonos finísimos, tan bien afinados que al usarlos nos provoque hacer el silencio necesario para reconocer y acoger, con humildad y nobleza, los distintos tonos y voces de quienes vivimos en esta tierra de gracia. Aquí entre nos, a ti te puedo confiar que uno bien calibradito le he pedido para el que te conté. Supongo que sabes a quién me refiero, pero por si acaso tienes alguna duda, observa detalladamente el collage que ilustra este post. Por su orejita lo conoceréis :-)))

¡Felices fiestas y 2008!

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