En el prólogo de la versión en español, escrito por Guillermo Franco, editor de eltiempo.com, titulado Somos, simplemente, contadores de historias, el periodista se vale de las palabras de Gabriel García Márquez para sintetizar la esencia del oficio: contar historias.
“Yo lo único que he querido hacer en mi vida –y lo único que he hecho más o
menos bien– es contar historias. (...) Para mí, las historias son como juguetes, y
armarlas de una forma u otra es como un juego. Creo que si a un niño lo pusieran
ante un grupo de juguetes con características distintas, empezaría jugando con
todos, pero al final se quedaría con uno. Ese uno sería la expresión de sus
aptitudes y su vocación. Si se dieran las condiciones para que el talento se
desarrollara a lo largo de toda una vida, estaríamos descubriendo uno de los
secretos de la felicidad y la longevidad”.
Internet, dice el prologuista, no sólo ha estremecido los cimientos económicos de los medios tradicionales, sino que ha abierto nuevas posibilidades y formas de contar historias, pues ha roto con el modelo de “nosotros hablamos, ustedes escuchan”, y ello, por supuesto, requiere el desarrollo de nuevas habilidades.
En el mismo orden de ideas, Philip Meyer, periodista y académico norteamericano, autor del célebre libro Periodismo de precisión, quien funge como prologuista de la versión en inglés, señala que en la era de la información, marcada por la velocidad de los cambios tecnológicos, las escuelas de periodismo tienen el reto de enfocarse menos en la habilidad y más en la teoría. Tal énfasis, dice, podría producir periodistas que sepan cómo mantenerse aprendiendo a lo largo de sus carreras y ayudar a sus pares a aprender. Ese, concluye, es uno de los méritos del autor de este libro.
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Reflexiones adicionales de Guillermo Franco:
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