Justo el 17 de mayo, cuando se celebraba el
Día Mundial de las Telecomunicaciones, mejor conocido como el Día de Internet,
uno de los portales digitales más populares del país, La patilla, denunció
haber sido bloqueado por CANTV. El miércoles pasado, durante la mañana, el dominio .ve
registro una grave caída que fuentes oficiales atribuyeron a fallas en el suministro eléctrico de los servidores de
Conatel. Ambos casos, sin duda, ponen sobre el tapete los nuevos problemas que
surgen en la Sociedad de la Información.
Sobre este y otros temas conversamos con la profesora Raisa Urribarrí,
de la Universidad de Los Andes.
Por Layisse Cuenca
@layissecuenca
Gráficas: Edgar Alviso
¿Qué significa participar en la Sociedad de
la Información?
-Participar en la Sociedad de la
Información significa tener acceso a la plataforma de comunicación que se ha
convertido en su columna vertebral: Internet. Como señala el profesor Antonio
Pasquali, allí se da una relación pendular: no puede haber participación sin
acceso. El derecho a mantener una red neutral, y la exigencia de conectividad
masiva a bajo costo son asuntos cruciales que los ciudadanos deben exigir a los
Estados, dice de entrada la profesora.
La investigadora y experta en esta materia
afirma que en Venezuela se han ido viendo avances en ese sentido: En el año
2000 teníamos un 4% de acceso, y hoy tenemos más de un 40% según cifras
oficiales de Conatel, pero —se pregunta— ¿qué pasa con el derecho del 60%
restante? Además, agrega, a la brecha de acceso hay que sumarle la velocidad
promedio de conexión, que es de apenas 1Mbps.
Venezuela ha venido bajando desde el 2008 sus índices de preparación para
el acceso a la Sociedad de la Información. De acuerdo con la Unión Internacional de las
Telecomunicaciones, pasamos del puesto 61 al 65. Eso se refleja, entre otros
aspectos, en la mala calidad de las conexiones, que se han multiplicado, pero
también precarizado.
¿A qué se debe esto?
La precarización, en mi opinión, es
producto de la monopolización del servicio de banda ancha, pues sólo CANTV
presta ASDL. Es cierto que la operadora nacional mantiene las tarifas más bajas, pero
con ellas no pueden competir las privadas y, al no darse una sana –recalco,
sana– competencia, las inversiones decrecen. Investigadores serios señalan
que los aportes de sector de las
telecomunicaciones al Producto Interno Bruto vienen cayendo en los últimos
años. La diferencia de acceso entre el centro del país y la provincia (Miranda
más de un 80% Vs. Trujillo, un 16%) también es atribuible a la lógica del
mercado, pues se invierte donde es rentable. El Estado debe revertir eso. Las
telecomunicaciones son un entramado complejo que necesita políticas de Estado,
consensuadas con el sector privado y la sociedad civil, que garanticen conectividad de calidad para
la mayoría de la población. Mejores índices de conectividad y mejores
velocidades de conexión serían dos políticas
de Estado deseables para asegurar el acceso equitativo a la red. Además de la
garantía sobre su neutralidad.
Masa crítica
¿Cuánto le cuesta a un venezolano una
conexión promedio?
La tarifa más baja, hablo de banda ancha,
significa un egreso de aproximadamente el 15-20 % del salario mínimo. Lo lógico
sería que si no lo pudieras pagar,
pudieras conectarte en bibliotecas, escuelas, liceos, universidades y
sitios públicos. El Estado ha hecho esfuerzos para llevar la conectividad a las
zonas populares, con el programa Infocentros, por ejemplo, pero estudios serios
señalan que en ellos sólo accede el 3% de la clase E. Por eso es tan importante
que haya habido una declaración de los relatores internacionales para la
libertad de expresión instando a los Estados y a los gobiernos a declarar el
acceso a internet como un derecho humano. En realidad el derecho humano es el
de la comunicación, pero esta pasa hoy
en día por tener acceso a las plataformas de telecomunicaciones que la
habilitan.
¿Qué es lo que se necesita para
asegurar la defensa de ese derecho?
Masa crítica de usuarios. El acceso a Internet es un derecho que solo
se defiende si se conoce, si se ha disfrutado. Por ello siempre he insistido en
que, incluso para la comprensión de estos temas, se requiere una inmersión
práctica. Internet permite la
multimedialidad, la hipertextualidad, la globalización de los mensajes y, lo
que para mí es sumamente importante, la interactividad. Esas cuatro
características cambian todo el ecosistema mediático. Incluso, la manera de
pensar la misma sociedad porque ella se transforma gracias a esos cambios. No
estamos hablando de banalidades. Estamos
en medio de un cambio de época que debe ser comprendido cabalmente si queremos
incidir en su rumbo.
La invención de Internet vino a
cambiar definitivamente los modelos de
comunicación. Los de antes eran medios unívocos, donde existía un emisor para
varios destinatarios, prácticamente mudos, sin posibilidades de retorno. Una
tecnología como esta, bidireccional, lo que hizo fue abrir los canales, abrir
las puertas para que ese destinatario se convirtiera en uno con posibilidad de
participación y eso cambio todo, al
menos desde el punto de vista técnico. Desde el punto de vista social, las
inequidades siguen presentes, como vemos son altas las barreras (acceso,
educación, etc.). El punto crucial es cómo aprovechas esas nuevas posibilidades
que se te abren para superarlas. Lo contrario es cruzarte de brazos, algo muy
peligroso porque los cambios son veloces y vas a quedarte atrás.
¿Cuáles serían los mayores desafíos?
Este siglo va a estar marcado por el
control de las telecomunicaciones. Quien controla las comunicaciones controla
la sociedad, y quien controla la
sociedad tiende a controlar las comunicaciones que, en este siglo, encarnan en
las telecomunicaciones. En los años que siguen vamos a ver de una manera cada
vez más marcada, esa lucha -que ya se está dando- por
mantener la red libre o por controlarla. En Venezuela ya lo vemos con la
nacionalización de la CANTV. Por ahí pasa el 92% del tráfico nacional de
Internet y su control por parte del Estado es una señal importante. A ello
súmale la reforma de la Ley Orgánica de Telecomunicaciones y la Ley Resorte. La primera le devolvió al Estado el
control de las telecomunicaciones, y la segunda incluyó en la normativa a los
mensajes que circulan por los medios digitales.
No estoy diciendo que el control de las telecomunicaciones por parte del
Estado sea necesariamente negativo, pero sí hay que reflexionar sobre el porqué
y el para qué se controla al Estado.
Puente de acceso a otros derechos
Para la periodista y profesora de la
ULA, cuando se priva al ciudadano de las
posibilidades de acceso se le está sustrayendo de la posibilidad del ejercicio
de un derecho que garantiza el ejercicio de otros más: al trabajo, al
estudio...
“Quienes defendemos el libre acceso a la
red nos preocupamos cuando surge alguna
iniciativa dirigida al control de la plataforma. Internet es un canal sobre el
que se alzan los otros medios. Por eso debería ser neutral. Esa es la campaña
que han emprendido un conjunto de activistas a escala internacional, una que
por cierto acompañan sus mismos creadores, Vint Cerf y Tim-Berners Lee”.
Nuestra
utopía por una comunicación democrática, destaca finalmente la profesora Urribarrí, nos ubica de ese lado, del de quienes trabajan
porque no haya ningún mecanismo o poder que permita privilegiar o censurar el
acceso y la participación de todos los ciudadanos en esta plataforma global.
Publicada en el Diario de Los Andes. 06/06/2012