20 de marzo de 2010

Luces y sombras de la radio comunitaria

El maestro Luis Ignacio López Vigil , invitado por el Ministerio de Comunicacion e Información, ha participado en los procesos de formación de algunos hacedores de radio comunitaria en nuestro país. Hoy, de visita por otros asuntos en Venezuela, pasa revista a su desempeño y ofrece un balance en esta entrevista, realizada por el periodista Luis Carlos Díaz del Centro Gumilla, en la que también profundiza sobre su concepto de periodismo de intermediación social y aborda los retos de la radio en la era de Internet.


16 de febrero de 2010

En Internet cabemos tod@s


Muchos debates en estos días tocan el tema del uso de internet en Venezuela; nosotros queremos proponer algunos puntos para esa discusión. Nuestra premisa es que Internet es prioritaria para el desarrollo de Venezuela, tal como establece el Decreto 825. Pensamos que es necesario trabajar juntos para:

* Impulsar políticas públicas para promover el acceso universal, no discriminatorio y abierto a las tecnologías de información y comunicación en Venezuela.

* Promover programas para que tod@s l@s venezolan@s cuenten con las habilidades necesarias para usar Internet para el desarrollo social, económico, propio y de sus comunidades

* Ampliar las garantías al libre acceso a la información a través de internet.

* Fomentar condiciones que promuevan el ejercicio de la libertad de expresión en internet, en un marco de autoregulación basado en la diversidad de opiniones y de múltiples visiones de los hechos, que puedan ser evaluados libremente por los usuarios de estos medios, y por las comunidades que generan y difunden información.

* Reconocer que Internet permite al usuario generar visiones alternativas más allá de las impuestas por los grandes medios de comunicación (privados y gubernamentales) permitiéndole interactuar con diversas fuentes informativas, incluyendo relatos no mediatizados de testigos y protagonistas de los hechos.

* Abrir oportunidades para que todos l@s ciudanan@s puedan usar la web social como espacio para el diálogo plural y democrático, sin exclusiones partidistas y orientado al consenso sobre el bienestar público.

* Reivindicar la info-alfabetización como un derecho social, dado que el desarrollo de destrezas informáticas que le dan al ciudadano mayores posibilidades tanto para aprender autónomamente, como para colaborar en proyectos colaborativos o colectivos.

* Demandar los aportes del Estado y la contribución del sector privado para el desarrollo de infraestructura de red y ampliación del acceso a la conectividad para superar la brecha digital que aún persiste en Venezuela.

* Reconocer que Internet no es un lujo sino un recurso clave para el combate de la pobreza y el logro de los objetivos nacionales de desarrollo.

* Rescatar la plena vigencia del Decreto 825 y que su espíritu democratizador guíe la legislación futura sobre acceso y uso de internet en Venezuela.

Hoy, cifras oficiales indican que 7,9 millones de personas -30% de la población total del país- son usuarios de internet en Venezuela (CONATEL, Ago. 2009). Queremos un plan nacional concertado que conecte a los desconectados para eliminar la brecha digital por edades, por regiones y por niveles socio-económicos en esta década.

Todos Adentro

#todosenred

5 de febrero de 2010

¡Se acabaron los kleenex!

Usualmente, cuando se aproximan comicios electorales los llamados “no alineados”, esa amplia franja de la población no identificada con gobierno u oposición que va in crescendo, manifiestan su descontento por el menú de opciones que partidos o grupos de electores presentan a su consideración.


No pocas veces hemos escuchado frases como: el domingo aprovecho para hacer una parrillita o, en el “mejor” de los casos, voy a votar…pero con un pañuelo en la nariz. Tanto -pareciera ser- el desánimo y el descontento. Pero suceden cosas, algo parece estar cambiando. Quienes miran los toros desde la barrera, pero lo hacen con atención, comienzan a mostrar signos de hartazgo.


Las últimas protestas son prueba de ello. Interpretadas por algunos analistas como consecuencia de la salida de RCTV de las compañías operadoras de TV por suscripción, en nuestra opinión, más que obedecer a ello, la levantisca observada durante los últimos días ha prendido en la gente del común, sin distingo de afiliación política, pues ella ha operado como catalizadora del descontento de una población ahíta de soluciones a sus problemas. Hablamos de seguridad ciudadana, servicios públicos (como luz, agua y transporte) e inflación, entre los más sentidos.


Porque los ciudadanos ¿es tan difícil entenderlo? anhelamos una eficiente gestión pública, un clima de paz y sana gobernabilidad. Y ello pasa por la superación de una forma de ejercicio político que ha fracasado en la satisfacción de las aspiraciones de las mayorías. Ello, obviamente, está directamente en relación con aquellos a quienes elegimos para que gobiernen y nos representen.


¿Estamos ejerciendo nuestro derecho a elegir? ¿Sabemos quiénes son y a qué intereses responden nuestros representantes? ¿Nos han rendido cuentas nuestros gobernantes? Los ciudadanos también tenemos responsabilidades. Derechos, sí, pero también deberes. Entre ellos el de votar con conciencia de lo que significan nuestros actos y el de exigir a quienes pretenden ejercer cargos públicos una hoja de servicio intachable, un comportamiento cívico ejemplar, un proyecto y, por supuesto, que luego nos rindan cuentas de su actuación.


En relación con esto, y frente a las próximas elecciones parlamentarias pautadas para celebrarse el 26 de septiembre, privadamente, cara a cara, o en pequeños grupos de reflexión (reales y virtuales) ciudadanos de diferentes ocupaciones, intereses y tendencias políticas hemos estado conversando sobre la posibilidad de que el estado Trujillo pueda dar un salto cualitativo, en el sentido de postular como candidatos a personas con una excelente trayectoria de servicio público y comprometida con una agenda legislativa vinculada al sentir colectivo. Ojo: no se promueve la antipolítica, sino un forma cualitativamente diferente de ejercerla. En todo caso, interprétese como un llamado de atención a los partidos políticos. A todos, sin excepción.


Sin embargo, la sensación que no pocas veces nos ha embarga al término de nuestros diálogos puede resumirse con un: “estamos entrampados”, aludiendo con ello a que opciones dicotómicas se imponen y parecieran dejarnos sin escapatoria. “Es que no escuchan”, exclaman por ahí.


¿Cómo salir de esta trampa? Obviamente no hay respuesta al tiro, ni mágica ni fácil. Pero la poesía es sabia y, como decía nuestro gran poeta Rafael Cadenas: No se pueden buscar las salidas en el sitio de donde se pretende salir. Ello pareciera un buen punto de partida. Cabe entonces preguntarnos: ¿De qué estamos abjurando? ¿Qué es necesario tramsformar? ¿Habría alguien dispuesto a encarnar esa voluntad, a comprometerese con un verdadero cambio?


Los ciudadanos tenemos el derecho de exigir y escoger personas que nos representen con dignidad y que ejerzan con decoro la administración de la cosa pública. Es urgente urbanizar la política y creo no equivocarme al afirmar que cada vez somos más quienes no nos conformamos con el llamado "mal menor", que cada vez somos más quienes nos negamos a acudir a las urnas con un pañuelo en la nariz. A mí, lo digo sin reservas, se me acabó la cajita de kleenex.


Algunos dicen que en Trujillo, este pequeño, deprimido y olvidado estado andino, no estamos preparados para dar un salto cualitativo y probablemente sea cierto. Lo que me pregunto es si no somos nosotros, los ciudadanos, los responsables de impulsarlo, de trabajar por la construcción de una alternativa, de una referencia.


Publicado en el Diario de Los Andes

23 de enero de 2010

San Nicolás en enero...

Éramos ocho y parió la abuela, dice un adagio popular. En este caso, la abuela -disfrazada de San Nicolás- es el nuevo ocupante de uno de los dos apartamentos de la planta baja (PB) del edificio, una pequeña comunidad de viejos conocidos compuesta por apenas seis familias. En total, la edificación, una añosa construcción de tres pisos, ahíta de cariño y múltiples refacciones, alberga menos de 20 personas.

Los “ocho” eran las constantes contrariedades entre la señora del segundo piso y quien, fastidiado ya de tanta discordia, acaba de mudarse luego de una década de coexistencia poco pacífica en la que prevalecieron los reclamos entre dientes y las pequeñas mezquindades de ella, como la de orillar su único carro al extremo de que al otro no le cupieran dos; o las “vivezas” de él, como robarle a ella la señal del cable…

Así estábamos, acostumbrados a las constantes diatribas entre este par de co-propietarios, hasta que el vecino de marras consiguió quien repentinamente le comprara el apartamento a un precio extraordinario. Sin aviso alguno, el último sábado de noviembre le vimos emprender, más que una mudanza, una especie de huida veloz con tres camiones en simultáneo abarrotados con sus pertenencias.

- Es que el comprador me ha dicho que si no lo desocupo este fin de semana no firma el documento que ya ha introducido en el Registro para el próximo lunes, y no pienso perder este chance, me confió sin apartar los ojos de sus bártulos en mitad del estacionamiento.

-¿Y quiénes son los nuevos vecinos?, deslicé curiosa.
-Un tipo con muchos reales, fue su respuesta brevísima.

Justo tres días después llegaron los nuevos ocupantes del inmueble con una cuadrilla de obreros listos a desbaratar (nunca mejor empleada la palabra) el apartamento. Luego de casi dos meses seguidos en obras, durante los cuales hemos visto salir restos de muebles de cocina, piezas sanitarias, lámparas, cortinas, cerámicas de paredes y pisos y pare usted de contar, la vecina del 2A nos hace entrega de una carta en la cual los nuevos dueños piden una reunión de condominio para notificarnos su deseo de obsequiar a la comunidad unos cuantos regalos, como la pintura de los portones del estacionamiento, las lámparas de los pasillos…y hacernos una solicitud: que les cedamos la única área verde del edificio para ampliar su apartamento.

A la reunión asistimos prestos y la vecina del 0A tomó la palabra para decir, en nombre del resto de los copropietarios, que aceptábamos y agradecíamos los regalos, pero que no estábamos de acuerdo en cambiar el uso del patio. A San Nicolás se le desvaneció el disfraz y el rojo quedó reservado para el tono con el que comenzó a hablar. Tan alto y grosero que provocó el indignado retiro de la vecina del 1-A.

Justo en eso estábamos, despidiéndola, cuando llegó nuestro anterior vecino, el vendedor del inmueble, con sus abogados y un cheque del Banco Canarias que aún no ha podido cobrar. ¡Menos mal que en ese instante se fue la luz!

14 de noviembre de 2009

El ¿municipio? ombligo

Tengo una manía, heredada con la colección de revistas "Selecciones" de mi abuelito Rafael que, no está de más decirlo, también nos legó una bastante abultada de Marcial Lafuente Estefanía. A ello debe obedecer que cuando algunas fechas o eventos se desgajan de lo ordinario me atrae entrar al túnel del tiempo y curucutear archivos para ver qué pasaba "tal día como hoy". La maravilla de internet, que nos permite hacerlo velozmente, sin manchas de tinta ni estornudos, esta vez me llevó hasta la carpetica de mis opinadores favoritos para...¡oh sorpresa!

Los 40 años de internet, que se cumplieron ese día -el 29 de octubre pasado- me hicieron posponer la publicación de esta nota que, como
no dice su autor, Ignacio Avalos, parece que no se trata de una mera coincidencia. ¿En un año, habremos aprendido algo? La interrogación del titular corre por mi cuenta. Es una invitación a sacar el álbum de barajitas. La tengo, no la tengo...
El Municipio ombligo
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I Es un municipio muy pequeño y, electoralmente hablando, casi insignificante. Cuenta con apenas 80.000 electores –poca cosa si se le mide desde las cifras del CNE–, de los cuales, por cierto, la mitad no suele votar. Cuando el país hacía sus primeros pininos en materia de descentralización y estrenaba gobiernos locales, fue gobernado por una rutilante politóloga que venía de ser designada, ni más ni menos, la mujer más bella del planeta. Su gestión fue buena, aunque nada espectacular, como también fue buena, sin ninguna nota de asombro gerencial, la de quien vino después, dado que, según se dice, por ser proporcionalmente el más rico de la nación y carecer de las enormes complejidades presentes en casi todos los demás, este pequeño municipio resulta más o menos fácil de administrar.

Como se sabe, la rutilante politóloga fue alentada, luego, para que presentara su candidatura a la Presidencia de la República. En algún momento las encuestas la llegaron a dar como segura triunfadora en los comicios de 1998, pero se le atravesó en el camino un tal Chávez, militar de profesión, quien fue capaz de descifrar el galimatías que por aquel tiempo era el país (de paso, ¿ha dejado de serlo?) y se alzó con la victoria.
De cualquier manera, al parecer ella dejó sentado un precedente no escrito, según el cual quien gobierna este pequeño municipio adquiere los galones necesarios para abrigar pretensiones políticas mayores, incluidas entre ellas la silla de Miraflores.

II
Desde el punto de vista electoral, en el pequeño (y rico) municipio hay problemas ante los comicios de noviembre. Mientras el oficialismo luce despreocupado por lo que ocurre en estos predios, la oposición exhibe la pugna feroz de varios candidatos, a pesar de los pactos en nombre de la unidad, rubricados con sangre al comienzo de la campaña. Por lo que se observa de lejos, ha prevalecido una concepción de la política que deja mucho que desear como reemplazo a las ideas que hoy gobiernan al país, concepción que se despliega en un tablero de ajedrez que incluye, además de egos inflados y maniobras no muy santas (acusaciones de abuso de poder, por ejemplo), jugadas relacionadas con la disputa del liderazgo nacional opositor y una lejana candidatura presidencial.
III No hay que olvidar que por diversas razones (algunas de ellas hubiera sido mejor que no hubiesen sido), el pequeño municipio se convirtió en los primeros años de este gobierno en el bastión del movimiento opositor, el lugar en el que se realizaron casi todas las manifestaciones en contra del Presidente, desde bailoterapias y toma de plazas por parte de militares activos, hasta marchas multitudinarias. Fue así, pues, el lugar desde donde la oposición trató de empinarse para mirar a Venezuela, sin caer en la cuenta de que en muchas ocasiones apenas se miraba su propio ombligo.
Desde entonces han pasado muchas equivocaciones bajo los puentes y afortunadamente para el país –por aquello de que la democracia es un sistema de contrapesos– la oposición es ahora muy distinta (y mejor), aunque, por lo que se ve, los políticos del pequeño municipio aún no se han dado cuenta y siguen mirándose la barriga.
Muy distinta, digo, a pesar de que amplios sectores de la población venezolana todavía no alcanzan a verla como una alternativa con relación al pasado que nos trajo hasta aquí, ni tampoco respecto al futuro, no importa que éste sea cada vez menos parecido al proyecto que despertó su esperanza hace una década.

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IV Si el cuento aquí contado coincide con lo que ocurre en el municipio que usted se imagina, es menester aclarar que se trata de una mera coincidencia, de esas miles que se dan en la vida.

Publicado en el diario El Nacional. Se reproduce con la autorización del autor.