13 de abril de 2010

Y...¿qué nombre le pondremos?

Días atrás la nota había circulado por las redes. El gobierno lanzaría un programa de "formación", dirigido a jóvenes liceístas caraqueños, que apuntaba (nunca mejor utilizado el término) a la conformación de unos supuestos comandos de guerrilla comunicacional.

Al principio, debo confesar,no lo tomé en serio. La iniciativa, en sí misma, albergaba una grave contradicción. Comenzando por el nombre. ¿A quién se le ocurre? ¿Un Estado, un gobierno, alentando guerrillas? Por otro lado, pensar en comandos de inmediato nos lleva a términos como propaganda, adoctrinamiento... y nada más lejos de ello que la formación. En fin que, sin profundizar mucho, dejamos de prestarle atención al asunto.

Hasta que ayer, a partir de una nota de Jessica Carrillo publicada en el diario Tal Cual, donde señala la existencia de unos videos que recogen parte del proceso en el que han sido involucrados 75 jóvenes venezolanos, calibré, con estupor y dolor, la gravedad del asunto.

En uno de éstos, como describe Naky Soto en su blog uno de los "mentores" de estos niños, que lleva puesta una franela con la imagen del terrorista Ilich Ramírez Sánchez, conocido como Carlos "El Chacal", declara la verdadera intención de esta iniciativa "...la educación media ha sido olvidada tradicionalmente, y la derecha sí cuenta con herramientas en todos los ámbitos para captarlos a ellos. Entonces se hace necesario que nosotros les salgamos adelante y le piquemos esas intencionalidades que tienen ellos con nuestros jóvenes, y bueno, por eso estamos realizando esto".

Ya en la tarde, la transmisión del acto de juramentación de los muchachos, en abierta violación de la Ley Orgánica de Educación vigente, no dejará lugar a ninguna duda acerca de lo que se persigue con este programa que, de acuerdo con las declaraciones del ministro Héctor Navarro, se extenderá a 25 liceos más del Distrito Capital.

A uno, que ha estado invlucrado por largos años en procesos de formación de niños y adolescentes, frente a tal avasalllamiento del poder sólo le resta confiar en la pureza de los sueños juveniles, esos que se descubren de pronto y revelan que por donde menos se espera salta la liebre.

@Lady Carolina

La adolescente se sienta frente al computador y sigue atenta, pero muy lentamente, las instrucciones del profesor. Se nota que ni el teclado ni el ratón le son familiares. Los gestos de sus manos son torpes, pero no claudica en el empeño. Dedo a dedo. Letra a letra. Llega a la pantalla que le pide el login y allí queda desconcertada. Se les había informado que debían tener y saber manejar una dirección electrónica. Me le acerco y la interrogo directa, pero discretamente: ¿tienes cuenta de correo? Me hurta la mirada y con voz muy baja responde: ¿qué es eso? Se lo explico brevemente y, como ya lo sospechaba, me dice que no, que no tiene. ¿Y por qué no lo advertiste? Porque me dio pena y porque quería mucho hacer este curso. Querer es suficiente. No inquiero más y me dispongo a ayudarla a abrir su cuenta en gmail. Despacito, se van juntando las letras en el recuadro hasta completar nombre y apellido. Cuando llegamos al registro le pregunto. A ver, ¿cómo te quieres llamar tú? Me mira con una sonrisa de oreja a oreja como si hubiera estado esperando esa pregunta desde el día en que se descubrió como Carmen Ramona: “Ladys Carolina”, responde sin titubear y feliz, muy feliz. Y así, afortunadamente, como otras muchas veces, descubro y compruebo que cada taller de éstos trae consigo una alegría insospechada. El logro de un sueño. De algo imaginario.


Foto: Los niñ@s del periódico escolar La Candelita, de la escuela Francisco Javier Urbina de Flor de Patria. Experiencia animada por mis tesistas Flor Mogollón y Dayana Salas, y la maestra Mercedes Pena.

No hay comentarios.: