18 de noviembre de 2015

Postales de Venezuela en el IGF 2015



http://www.cecalc.ula.ve/internetprioritaria/

Estuve en Brasil la semana pasada en el Internet Governance Forum como parte de la delegación de la organización Freedom House. Como analista para Venezuela del reporte Freedom on The Net (Libertad en la Red), pude hablar unos minutos sobre la situación del país en la presentación del informe mundial. 

Más allá de lo que está ampliamente documentado en la publicación, intenté destacar el elemento que, en mi opinión, juega un papel definitivo en el desarrollo, aunque quizás sea más apropiado decir subdesarrollo, del entorno digital venezolano. En un evento como ese, tener el chance de decir unas palabritas es algo extraordinario. Y esto fue lo que dije, este fue mi punto (no lo llevé escrito, así que dejo constancia por aquí). Gracias a Sanja Kelly, directora del proyecto, por darme esa oportunidad.

El patrón de control y de limitación de la libertad en el entorno digital que se sigue en Venezuela es, básicamente, el de la restricción del acceso. En el reporte de Freedom House, que analiza siete países de América Latina y el Caribe, somos el que muestra el peor desempeño en ese aspecto, después de Cuba. 

Cuando se analizan los factores que atentan contra la Libertad en la Red, mi impresión es que se le suele prestar mayor atención al bloqueo, al control y a la remoción de los contenidos, al igual que a la violación de los derechos de los usuarios, procedimientos absolutamente repudiables que se producen una vez que los ciudadanos han ganado cierto espacio en la red. Pero ¿no es acaso lícito preguntarse si restringir el acceso a la red mundial es, también, un modo de represión más sutil y menos visible, y una violación del artículo 19 de la declaración de los derechos humanos? En mi opinión, sí. Y en Venezuela el control comienza por allí. Las tenazas se aplican en la raíz. 

Ello es evidente en la división urbano rural, en la prestación de servicios de banda ancha (4 G, por ejemplo) sólo en algunos sectores de ciertas ciudades, en el desmantelamiento de las redes académicas... Tenemos más puntos de conexión, sí, pero la conectividad que estos ofrecen es cada vez más precaria. Nuestra velocidad promedio de conexión es menor a 2 Mbps. En otras palabras: La mayoría de la población no cuenta con servicios de banda ancha. 

Por supuesto que cuando me refiero al acceso lo hago en los términos en que lo concibe la Unesco, que no lo limita únicamente a la disponibilidad de la infraestructura, pero que obviamente la incluye. Participar con equidad en la Sociedad de la Información pasa por comprenderla, y no se comprende lo que no se conoce. La apropiación de Internet es una experiencia. Experiencia negada, por si se nos olvida, a más de la mitad de la población mundial. 

No es nada que no haya dicho o escrito antes, sólo que tuve el privilegio de expresarlo en un IGF. 

Quizás porque hice casi toda mi carrera académica en la provincia, en una zona casi rural, en un núcleo poco desarrollado de la Universidad de Los Andes (ULA), que fue pionera en el desarrollo de las redes académicas en ALC, eso lo he tenido claro desde los años '90. Hacen falta políticas inclusivas que procuren una Internet libre, abierta y segura para TODOS.

Venezuela también tuvo su mención en otra de las sesiones. En el panel que analizó la responsabilidad de los intermediarios, convocado por la organización ManilaPrinciples on Intermediary Liability, el Dr. Giancarlo Frosio, del Centro Internet y Sociedad de la Universidad de Stanford, presentó los hallazgos del proyecto WILMap (con el que hemos venido colaborando) el cual consiste en un mapa en línea que documenta la evolución de la regulación de Internet que afecta la libertad de expresión y los derechos de los usuarios en todo el mundo. En su presentación, Frosio mencionó el bloqueo de contenidos por parte de Conatel.
Venezuela en el mapa.


De Venezuela, y por Venezuela, también estuvieron presentes los tres jóvenesembajadores de la Internet Society, de los cuales tuve y me traigo una impresión gratísima. Muchachos de provincia (los tres viven en Mérida) que despuntan ya con liderazgo propio: Encel Sánchez, Paola Pérez y Maureen Hernández. Esta última, estudiante de ingeniería de sistemas de la ULA, tuvo una mención especial por parte de la presidenta y CEO de Internet Society, Kathryn Brown, y de Vint Cerf, el papá de los helados. ¡Nada menos!
 
Los IGF son una oportunidad para aprender, para hacer networking y también, cómo no, para callarse. Y con esta confesión cierro esta nota. También me mordí la lengua.

En la presentación de las últimas publicaciones de la Unesco, el coordinador del panel, integrado por varios de los autores, inició la sesión contándole al auditorio que había tenido una pesadilla terrible. Que unos árboles lo atenazaban y lo sofocaban, en venganza por haber destruido demasiados bosques para imprimir tantos documentos. Nos rogó que le ayudáramos a exorcizar la culpa. 


Tímidos, unos cuantos manifestaron razonamientos de apoyo, pero la mayoría, indefectiblemente (algo de esperar por el contexto), terminaba con el latiguillo de...pero mejor, claro, imprimir unos pocos libros e informes y el resto ponerlo en línea. Por supuesto, ¡eso es lo que hace la Unesco! Sin embargo, había allí un montón enorme de cajas, muchísimos libros, documentos e informes valiosos que lamentablemente llegarán a muy pocos lectores. Me guardé lo que quería decir:

Que nos mandaran a Venezuela todas esas cajas, que bajar todos esos informes era una tortura con nuestras pobres conexiones, que imprimirlos era un lujo -no digamos para los estudiantes- para profesores universitarios cuyo salario no llega a los 50 dólares mensuales. Me callé, sí. Porque tampoco es cuestión de ir por el mundo a exponer nuestras miserias. Basta con el dolor que se siente cuando se visitan los países de la región y se comprende -por contraste- lo que significa ser habitante de un país potencia.


Demba Kandeh, un joven activista de Gambia, leyó la declaración de la delegación en la ceremonia de cierre.


1 comentario:

Maureen dijo...

No se pudo expresar mejor, excelente!